Sus orígenes se remontan a 1840 cuando apareció en Gran Bretaña la primera estampilla, conocida como Penique negro (Black penny, en ingles).
Luego de Gran Bretaña otros países emitieron estampillas. En Colombia las primeras estampillas circularon el 1 de septiembre de 1859.
En 1860 aparecen los primeros catálogos con los valores de las estampillas emitidas, así como álbumes para conservarlas ordenadamente. Al poco tiempo surgieron revistas dedicadas exclusivamente a temas de filatelia.
El precio de una estampilla está determinado no sólo por la antigüedad sino también por la cantidad de ejemplares existentes y su demanda por parte de los coleccionistas.
Para que se constituya un verdadero pasatiempo, lo mas importante no debe ser su valor económico sino la satisfacción de hacer la colección el sano esparcimiento, la búsqueda de la información de interés el trabajo en equipo, el valor de la amistad, hacer un buen montaje y presentar la colección en una muestra filatélica o exposición filatélica.
Las tres cualidades para ser un buen coleccionista de estampillas son: orden, paciencia y ganas de hacer las cosas bien.